La experiencia de usuario, a la hora de hablar de marketing de contenidos, es igual de importante que la calidad de lo que se ofrece y puede ser la diferencia entre fidelizar un cliente o perderlo de manera definitiva.
Al momento de ofrecer contenido a los usuarios son varios los aspectos a tener en cuenta: ¿Qué información necesitan? ¿Qué tipo de contenido estamos en condiciones de producir? ¿Cómo pueden acceder a él? Teniendo esta y otras informaciones presentes durante todo el desarrollo e implementación de la estrategia, podremos saber cómo adecuarla a cada audiencia en particular.
El marketing de contenidos es una técnica mediante la cual se trata de ofrecer a los usuarios contenido e información que les resulte interesante y útil. El objetivo principal es atraer potenciales clientes y fidelizar a los ya existentes. Un cliente comprometido será fiel a la marca y a sus productos, estará a la espera de los nuevos lanzamientos y probablemente la recomiende a sus conocidos.
Es importante diferenciar esta de otras prácticas. Por ejemplo, el marketing de contenidos no busca vender ni ofrecer productos o servicios, por lo tanto no se trata de una estrategia cuyos resultados se ven en el corto plazo y su objetivo no es interrumpir las actividades del usuario, si no volver a la compañía una fuente confiable de información.
Como se mencionó anteriormente, el objetivo es atraer usuarios y convertirlos en fieles clientes. Esto quiere decir que no alcanza solo con que el usuario ingrese al perfil de la empresa en Facebook o al blog del sitio web, además debe permanecer en este consumiendo el contenido e interiorizándose sobre la información que la compañía le está proveyendo. Por lo tanto, un eje vital en toda estrategia de Marketing de Contenidos es la experiencia de usuario, la cual comienza desde el primer momento en que el potencial cliente entra en contacto con la marca.
Un punto clave es decidir qué contenido es el de interés y cómo será difundido, para esto es indispensable conocer bien a la audiencia.
Audiencia
El primer paso es definir la audiencia, es decir el público objetivo. ¿A quién apunta la estrategia? ¿Cómo se caracterizan los clientes? Esto incluye; género, edad, situación económica, costumbres, etc. En base a esto hay que decidir qué tipo de contenido les resulta interesante, útil y de fácil acceso. Por ejemplo, es importante tener en cuenta cuánto es el tiempo promedio que dedican los usuarios a la lectura de un artículo, para no excederse en la longitud del mismo y evitar que los lectores lo abandonen por la mitad.
Tipo de contenido
Hay que recordar que el objetivo de esta práctica es volver a la compañía una referente en su área, por lo tanto es evidente que el contenido a generar debe tener estrecha relación con los productos y servicios ofrecidos.
Dentro de las opciones de contenido se pueden mencionar:
- Información sobre el sector
- Consejos e ideas a la hora de usar el producto
- Frases célebres
- Efemérides y su historia
Por ejemplo, si la empresa comercializa productos alimenticios se pueden compartir recetas de cocina, información nutricional sobre los distintos alimentos, datos curiosos o incluso tips para mantener la cocina organizada.
Formato
El contenido debe ser adaptado para que la experiencia de los usuarios sea agradable. El modo mediante el cual se presenta es vital en la estrategia; de nada sirve desarrollar el mejor contenido si la experiencia de usuario es mala. Este tipo de experiencia incluye el fácil acceso a la información, simple navegación en la web y la explotación correcta de los recursos audiovisuales. Consumir la información debe requerir la mínima cantidad de clics y acciones posibles. Para complementar esta lectura te recomendamos nuestra nota: ¿Qué tareas se hacen durante una revisión web?
Además los distintos formatos también permiten la reutilización del contenido -por lo cual se puede producir más con menor inversión de tiempo- siempre y cuando la información no haya caducado y siga vigente.
Según el tipo de información esta puede ser distribuida en distintos formatos:
- Artículo en el blog, checklist
- Video corto, audio
- Imágenes, infografía
- E-book
- Curso, webinar
Según sea el caso se puede realizar una serie de artículos sobre una cierta temática y luego generar un e-book que los reúna a todos, como un compilado. Volviendo al ejemplo de la industria alimenticia, también se pueden realizar videos cortos de recetas. En cambio, si se presentan estadísticas sobre lo que come cierta fracción de la población, quizá sea mejor presentar estos datos en una infografía didáctica.
Difusión
Ahora, todo lo desarrollado debe ser difundido de manera eficaz para obtener el mayor alcance posible. Entonces hay que analizar los medios -redes sociales, web, blog- y considerar los más apropiados para la audiencia. No es necesario emplear todos los canales disponibles para lograr el mejor alcance, pero sí estudiar cuáles frecuenta el público objetivo.
En resumen
Bien aplicado, un buen plan de marketing de contenidos, aumenta la credibilidad en la empresa -volviéndola una referente en el sector- lo que deriva en una mayor confianza por parte de los consumidores y un incremento en su fidelidad con la marca.
Como en cualquier estrategia a medida que esta se vaya poniendo en práctica se deberán medir los resultados obtenidos sobre la marcha, para realizar modificaciones y optimizarla. Para ello es aconsejable probar distintas temáticas de contenido, formatos en los que se lo ofrece y canales de difusión.
El marketing de contenidos se trata entonces de brindar algo a los usuarios sin pedir nada a cambio, con el fin de generar una buena reputación para la empresa. Hay que entender que sus resultados se verán a largo plazo pero que -si la estrategia fue bien implementada- los beneficios serán grandes.